martes, agosto 29

Reflexiones éticas: Diálogo con un agnóstico

Diálogos con un agnóstico:


El agnóstico y el creyente tienen en común la humildad de la inteligencia. El agnóstico no ve y duda. El creyente se fía de Dios. Y, mientras que el mundo da señales evidentes de que hay un orden superior y una mente creadora... hay razones para creer que Dios existe; el ateo se niega a ver esas señales. y, contra toda razón, afirma que Dios no existe. No suele haber ateos humildes; sí los hay agnósticos y creyentes. El ateo niega a Dios para, inmediatamente sustituirlo con una teoría de lo más peregrina: unas fuerzas que no se sabe de donde salen que orientan el mundo hacia el progreso, el azar que lleva, curiosamente, siempre y también, hacia el progreso. Y, en esa finalidad no ven nada. El agnóstico, en esa finalidad fundamenta su duda. Si no tuviese fe, ni cabeza suficiente, sería agnóstico; no querría ser un impresentable pedante.

Frid

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