viernes, agosto 18

Sobre la eutanasia y su análoga en la ideología nazi.

Decía Angelika Probst, perteneciente al grupo “La rosa blanca” de resistencia al nazismo, además de rebelarse contra la estrella amarilla que deberían llevar los judíos, ante el plan eugenésico que llevó a procura la eutanasia a los enfermos mentales entre 1939 y 1941: “Al principio no alcancé a comprender la atrocidad que eso suponía; fue Chrisl quien me lo hizo entender; me explicó que ninguna persona, independientemente de las circunstancias, está autorizada a tomar decisiones que sólo puede tomar Dios. Nadie, me decía, puede sabe qué sucede en el alma de un enfermo mental. Nadie puede saber qué madurez es capaz de surgir del dolor y del sufrimiento. Toda vida es valiosa. Todos somos hijos de Dios”.

Hoy, en occidente, se autorizan procedimientos para eliminar la vida de personas que van a venir al mundo con discapacidades. Algunos de los que hoy eliminaríamos han sido grandes genios y prohombres de la humanidad. Pero, aunque no lo fueran, por ser seres humanos tienen el mismo derecho que tú y yo a vivir. Su calidad de vida comienza primero en llegar a nacer y vivir. Pero es que, además, en países europeos avanzados se permite matar a niños ya nacidos si tienen alguna discapacidad antes de alcanzar el uso de razón. Y, así, en esa escala de muerte, acabaremos eliminando a los que no consideremos que tienen una vida de suficiente calidad. Y, con esa muerte, garantizamos que no tengan calidad alguna de vida.

La “Rosa blanca” resistió con la palabra arriesgando su vida en un régimen de tiranía. Nosotros, en un sistema democrático, ¿no tendremos que amplificar nuestra voz para defender toda vida humana? Quizá alguno recapacite y piense que conviene parar la espiral de muerte antes de acabar peor que los nazis y su “eutanasia” eugenésica.

Pregúntate ¿es un logro de la medicina que no nazcan niños con determinadas enfermedades? ¿Es que los curan? No, es que no les permiten que nazcan. Es que los matan.

frid

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