jueves, mayo 25

El secreto de la invisibilidad:



Tenía previsto hacer unas reflexiones sobre un descubrimiento reciente en nuestro país, un asunto que ha pasado desapercibido al más avispado y, no dedicar al hecho una sola línea sería una gran injusticia con la ciencia. Y es que, en España, se ha descubierto el secreto para ser invisible.


Sí, es cierto, hay en España una fórmula mágica que hace que tú y yo seamos, probablemente de los seres invisibles que habitan nuestra piel de toro. Realmente es un fenómeno que afecta a casi el 50 % de la población española, pero estimo que si eres lector de mi blog estarás, con bastante posibilidad entre ese grupo de privilegiados.

Pongamos por caso que seas votante del Partido Popular. Ya por ese sencillo dato no existes, no cuentas. Y todos hacen pactos a la catalana en los que es más importante el pacto sagrado de no mencionarlos a que cada uno vaya por su lado. Los bueyes caminan en direcciones opuestas pero son bueyes, no hay boyero que los conduzca. Sin embargo esa invisibilidad no es total. Cuando hay que hacer campaña aparece el eslogan “el PP utilizará tu voto contra Cataluña, contra Andalucía, contra Euskadi, contra lo que sea, pero contra ti”.

Otra condición de invisibilidad, ser católico. Entonces no cuentas para frenar las leyes sectarias contra la educación religiosa, por mucho que te manifiestes, por mucho que reúnas miles de firmas, por mucho que grites. Ni eres visto, ni eres oído, ni eres tenido en cuenta. También hay un fallo en esa invisibilidad inducida. Cuando se trata de hacer películas como el Código te descodifican untándote con todas las monstruosidades que se les ocurren en su pérfida imaginación. Sólo tienes que cumplir tu obligación: callar y aguantar, ¿no ves que como no existes no te puede afectar tanto infundió?

Si además pides rigor científico a las proposiciones legislativas, caes en otra causa de invisibilidad. No te escuchan cuando dices que hay una vida humana en el embrión o en el inventado pre-embrión; te dicen que eres enemigo del progreso cuando dices que la ciencia no debe manipular seres humanos, que el simio (por muy grande que sea) no es un ser humano. En ese caso la brecha a la invisibilidad es el asignarte el papel de persona con prejuicios morales, como si la ley de la gravedad fuese un mandamiento de la Iglesia y Newton un sacerdote de una religión anticuada.

Si eres de los que piensan que el matrimonio es la unión estable de un hombre y una mujer que debería intentar, al menos, ser duradera; que el matrimonio es el medio natural para tener hijos y, por tanto, de crecer socialmente; que la vida ha de ser promovida y respetada; que el hombre es hombre y la mujer es mujer; que el divorcio, el aborto y la eutanasia son una mala solución y, muchas veces, muestra del fracaso de los planes vitales de los que las practican, entonces da por seguro que sí eres totalmente invisible para la gran mayoría de nuestros políticos.

Y, si quieres ser prácticamente invisible debes pertenecer al menos a dos de esos grupos.

2 comentarios:

vicenbarbarroja dijo...

La invisibilidad es el producto de la conjura que actualmente estamos observando en el panorama social. Los idólatras científicos y los libertinos rancios pretenden ocultar el océano bajo el rastrojo. Que error. Nunca podrán. La verdad aunque duela cicatriza y cauteriza los quebrantos, une, salva, limpia.... El escenario político circense todavía tiene cura y la ciudadanía parece que aún puede librarse de la debacle. Solo es cuestión de perseverancia y de tener las cosas claras. Unos siembran, otros recogen. Quizá estemos en la época de rotura y siembra, labor ardua y dura. Quizá no nos toque ver el fruto. Pero debemos reistir, opinar, equilibar, esponjar, meditar...es lo nuestro ¿no?

Un abrazo.

frid dijo...

Vicen:
Como ves las causas de la invisibilidad son tres: la política (pp); la religiosa (católico) y la científica (ser de verdad científico). Hay una cuarta: el ser normal. Esa cuarta es la más fuerte. Conclusión: hacer futuro. Dejarse ver. Hablar, escribir, enseñar, en una palabra vivir con naturalidad y alegría.