Que no manipulen a nuestros hijos:

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Me he enterado de que en la tramitación del proyecto de ley de Derecho de la Persona de Aragón se incluye la posibilidad de que las niñas menores de 14 años en adelante puedan abortar sin el consentimiento paterno y de que las menores de 14 puedan hacerlo si queda acreditado que poseen suficiente criterio.

Precisamente, el Derecho foral protege a los adolescentes y jóvenes aplicando el "complemento de una protección a su inexperiencia" y disponiendo que si la decisión supone un grave riesgo para su vida o su integridad física o psíquica se necesitará la autorización de uno cualquiera de sus padres que estén en el ejercicio de la autoridad familiar o, en su defecto, del tutor".

El propio Justicia de Aragón, Fernando García Vicente, ha manifestado su rechazo a regular el derecho de las menores a abortar.

Una decisión de ese estilo, que pueda causar daños irreparables a la madurez de la persona que aborta, que supone también una sustitución de los padres no acorde al derecho, nos llevaría a entregar a nuestros hijos a una institución pública, lejana del calor familiar donde se debe acoger al menor y donde, después, debe ser atendido afectivamente.

Esa decisión desgarraría a la niña y a su propia familia, estableciendo un secreto traumático en ella que la carcomería por dentro y del que no podría ser aliviada fácilmente.

Es mejor legislar para que, si ese caso se da, en el seno de la familia se encuentre una solución que facilite la vida a través de alternativas como la Red de Madres u otros sistemas de apoyo para que nazca ese hijo y, después, si no se desea, sea adoptado. Nos lo agradecerá el niño que nazca cuando lo sepa.


Federico R. de Rivera