miércoles, septiembre 27

Descripción del Infierno por Leo Perutz. Una novela transgresora.

Este post se trasgresor y va en contra del pensamiento débil. Porque afirmo que hay Infierno y que ha sido desde siempre un motivo de inspiración para los artistas. La obra “El Maestro del Juicio Final” es un ejemplo.

Pero Leo Perutz se sabe deudor de otros grandes artistas que encontraron inspiración en advertirnos del riesgo de ir a ese lugar abominable. Las escenas del juicio final y del infierno adornaban las iglesias medievales como recordatorios y, con toda seguridad, hacían que muchos se sintiesen impelidos a ser mejores para evitar tamaños suplicios.

Dice nuestro trasgresor en el capítulo tercero de su obra, hablando del segundo movimiento del Trío en Sí mayor de Shubert: “Un scherzo, sí, ¡pero qué scherzo! Para comenzar, un aire de siniestra jovialidad, una alegría que le hiela a uno la sangre. Una risa fantasmagórica que atraviesa el aire como una exhalación, un frenesí carnavalesco, tétrico y salvaje conducido por personajes con patas de cabra (un inciso: lo de la sonrisa fácil también puede darse en personajes diabólicos; el diablo sonríe cínicamente): así es el comienzo. Así empieza este extraño scherzo. Y de pronto, desde el fondo de esta bacanal de los infiernos, se libera y emerge destacándose por encima de todo una solitaria voz humana, el gemido de un alma turbada, la voz de un corazón atormentado por la angustia que levanta el vuelo y canta su canción, igual que un lamento. Pero ahí está de nuevo la carcajada de Satán (insisto, Satán sonríe). Con gesto amenazador vuelve a entremezclarse con la melodía y la convierte en un montón de jirones. Otra vez surge la voz, débil y vacilante, y al recuperar su melodía se eleva hacia lo alto, como si quisiera con ello escapar a otro mundo. La fuerza, sin embargo, está toda de la parte de los demonios. Ha comenzado el día, el último día, el día del Juicio Final. Satán triunfa sobre el alma del pecador y la voz se precipita con un terrible lamento desde las alturas y se hunde en la desesperación, entre la carcajada de Judas”.

Esta narración es la melodía de la novela; una melodía trágica y sin salvación; pero se entiende que es el destino del pecador que muere sin arrepentimiento. Y debe de ser trágico encontrarse negando a Dios; encontrando la nada y, encima, cayendo definitivamente bajo el poder de Satán, habiendo podido morir con arrepentimiento. Pero ya no es posible ni tampoco se desea.

Recomiendo leer este texto y meditarlo. Y dice el artista de todos los tiempos, Dante, el Bosco, Goya... ¡hay infierno! Procuremos por nuestro bien no comprobarlo de primera mano.

frid

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