viernes, septiembre 15

En la crisis de los cayucos sí que hay conspiración.

La conspiración de los cayucos.

Curioso efecto llamada. Un socialista, Caldera, convoca a los africanos: venid, venid a España. Llegan como locos a millares. Y, después, ¿donde los coloca? Donde el “diseño socialista” los tiene previstos: en las comunidades autónomas gobernadas por el Partido Popular. Y eso es claro. Hay un doble objetivo: sembrar malestar en los que ellos consideran sus enemigos (no saben vivir sin enemigos, les sobra siempre gente a los creadores de naciones de diseño); e incrementar el porcentaje de votos fidelizados al partido socialista.

Otra razón que se les escapa: les invitan a venir a España; y ahora sólo creen en España las Comunidades que ellos no gobiernan.

Y Rubalcaba se queja de que el Partido Popular hable de “conspiración” ¡si estos socialistas no saben hacer otra cosa que conspirar!

Conspiran con los cayucos, conspiran con su asignatura de la Educación para la ciudadanía, conspiran con las OPAS que han de corregir; conspiran con los enemigos de España; y conspiran con la cara descubierta desde que suscribieron el antidemocrático pacto de Tinel.

Frid.

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