jueves, septiembre 7

El baile de los juncos o la falsa cenicienta.

El baile de los juncos o la falsa cenicienta.

Prácticamente todos los medios de comunicación han caído en la trampa. “Como si se tratase de un nuevo cuento de la cenicienta, miles de jóvenes de toda África, por primera vez varias mocitas de raza blanca, participan en el tradicional baile de los juncos para que el rey Mswati III de Suazilandia elija esposa”; por cierto la esposa número trece por si a alguno le gusta jugar con los números.

Lo curioso es que las imágenes que nos han ofrecido los medios son de un vivo colorido y de gran atractivo. La juventud es, indudablemente bella. Pero aquí se trata, sencillamente, de la trata de carne, por lo dice la prensa, para pasar de la miseria al sustento privilegiado del rey de la tribu.

Admitirán que se trata de una cultura milenaria que hay que respetar. Igualito que las cuatro esposas que el Islam permite mantener al “macho” mientras las sustente y las “atienda” convenientemente. Aquí la diferencia está “sólo” en la cantidad. Y tampoco se rasgan las vestiduras las feministas.

¿Y si probásemos a respetar la cultura de unos que dicen que el hombre y la mujer tienen la misma dignidad, que el matrimonio es la unión de uno con una con un proyecto duradero? Creo que esa cultura es mucho más avanzada que aquella que nos causa curiosidad, simpatía, tolerancia, e, incluso, nos hace participar en el juego por si elegimos a la blanca. ¿Exportamos esta práctica para todos los magnates que se lo puedan pagar?

Ante tanta tolerancia para las “curiosidades” y tanta intransigencia para los modelos “más respetuosos con la dignidad humana” nos queda la duda de si alguien entiende hoy en día el matrimonio como algo más que lo que se busca en el “baile de los juncos”.

¿Y si probásemos todos a redescubrir el avance que supone el matrimonio de la cultura cristiana y tratásemos de presentarlo con todo su colorido en todos los medios de comunicación? ¿Y si hiciésemos reportajes sobre matrimonios fieles de toda la vida, matrimonios bendecidos por una retahíla de hijos, matrimonios rodeados de nietos? Ese colorido ¿no sería más atractivo?

frid

Nota aclaratoria:

Mswati III reina como un déspota absoluto en el país desde 1986. Los partidos políticos están prohibidos o perseguidos, y el rey nombra a los miembros del gobierno, diputados y jueces. Tampoco los medios de comunicación escapan a su control. La autocensura es norma y muchos los temas tabúes. Está prohibida cualquier crítica del monarca, y en las conferencias de prensa oficiales los consejeros del rey eligen previamente las preguntas. La prensa pública difunde únicamente noticias controladas y validadas por el Ministerio de Información.

5 comentarios:

Ignacio dijo...

¿porqué a cualquier agrupación de homunculos, que encima no saben ni medir el tiempo les llamais cultura? porque si no saben ni en que dia viven , la llamais cultura milenaria?
¿porque cada cosa que os resulta extraña la asociais a algo grande, y no a lo que es, actos de esclavismo de sociedad es tribales modernas?

frid dijo...

Estoy de acuerdo. Todo por mantener tradiciones que mantienen a un grupo importante de hombres esclavizados y controlados. Esos no cuentan para el reparto.

Anónimo dijo...

Como mujer, no me gustaría pertenecer a una cultura que permitiese que yo fuese la número trece. Tampoco me gustaría ser la número dos ni que la persona a quien le entragase mi corazón fuese el número dos de alguien más. Me gusta la cultura en la que el número uno es importante para otro número uno. Creo que es instinto matématico. Da tranquilidad. Y permite conciliar el sueño por las noches.

frid dijo...

Qué buen comentario, Rosalina, ¡eres genial!

Imperator dijo...

Totalmente de acuerdo con Rosalina. Estas actitudes no sólo producen bajeza en el sexo femenino sino en toda la raza humana, serán homo, pero no sapiens.