miércoles, septiembre 27

Después de las declaraciones de los encapuchados de ETA, el Gobierno debería cambiar sus "guiños" a los terroristas.

Hazte Oir pide al Gobierno que deje de dialogar con ETA, porque no ha cambiado sus demandas ni ha renunciado a la violencia. La kale borroka no es un sarpullido y lo que dicen los encapuchados no es la voz de unos descontrolados.

De Hazte.Oir:

ETA ha mostrado su intención de continuar con la lucha armada "hasta conseguir la independencia y el socialismo de Euskal Herria". El País publicaba hoy que El Gobierno da por irreversible el proceso de paz. Por su parte, el Gobierno no responde de forma contundente ante el chantaje de ETA. Pide al Gobierno, que cese el proceso de negociación, y vuelva al Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo.

ETA ha puesto de manifiesto lo que muchos españoles ya sabían, no habrá paz sino hay contraprestáción política. No cabe otra forma de intrepetar su manifiesto en el que declara que "La lucha no es el pasado, sino el presente y el futuro", "Confirmamos el compromiso de seguir luchando firmemente, con las armas en la mano, hasta conseguir la independencia y el socialismo de Euskal Herria".

Para saber más enlaza con Hazte.Oir

Carta remitida a los medios.

Estimado señor director:

ETA no nos ha sorprendido. Era esperable. Anuncian que no renuncian a la lucha armada, porque piden algo irrenunciable e imposible en nuestro sistema democrático: la independencia del país vasco; que por cierto no es sólo suyo sino de todos los españoles, vivamos o no ahí. Todos tenemos derecho a decidir sobre nuestra tierra y derecho a movernos con libertad por ella.

La kale borroka no es un sarpullido, ni tampoco es una panda de descontrolados los encapuchados que amenazan con volver a la violencia. Ni tampoco negando la realidad y con palabras bonitas se cambia la verdad de lo que pasa. Hay terroristas, hay amenazas y no hay mas que diálogo de besugos. Nadie escucha, o quizá sólo escucha el gobierno.

El país vasco debe de plantar cara a esos caraduras, que se hacen portavoces de un pueblo que quiere mayoritariamente la paz, aunque con una creciente autonomía. Volvamos al pacto antiterrorista y aislemos a los asesinos; rectiiquemos la política que ha permitido darles oxígeno y organizarse y, entre todos, reclamemos el cese de todo tipo de violencia.

frid

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